Tribulaciones por Burdeos… (6)

Barton

Terminada la visita, y un poco decepcionados por el carácter rústico de los vinos de Cos d’Estournel (nada que ver con aquél magnífico 1986 que nos habíamos tomado no demasiado tiempo atrás) nos dirigimos hacia nuestro siguiente destino, para lo que tuvimos que volver a cruzar Pauillac.

Nos dirigimos a Saint Julien, con bastante tiempo hasta la hora concertada para nuestra visita en Leoville Barton. Ese tiempo lo empleamos en darnos una vueltecita por las viñas de la propiedad y en darnos cuenta de que este Chateau es arquitectónicamente menos interesante que el resto de los que habíamos visitado. De hecho, el Chateau se llama Langoa Barton, aunque allí se vinifiquen y embotellen tanto el Leoville Barton como el Langoa Barton.

Aparcamos en el patio central de la propiedad y nos recibe una mujer con una gran falda que nos recuerda a la matrona de una granja irlandesa. Se trata Leoville Barton de un Chateau muy tradicional, con depósitos de roble con cuarenta de años de edad. Nos llevaron hacia las dependencias de los vendimiadores, bastante interesantes y nos fuimos directamente a catar los vinos.

Los vinos se encuentran, en general, a un nivel de precios menor que en otros Chateaux, pero tienen una calidad excelente. A destacar un comercial “La Reserve de Leoville Barton” en carácter comercial, excelente para iniciarse en los vinos de Burdeos y el riquísimo Langoa Barton del mismo propietario. El Leoville Barton estaba evidentemente por hacer pero tenía abundante materia de buena calidad.

La Reserve de Leoville Barton 2002: Rojo picota de capa media, inicialmente se muestra concentrado, profundo y especiado, cacao. Con buena intensad, ligeramente vegetal pero sin molestar. Boca con buena intensidad y acidez, seco pero con buenos taninos. Final un poco ardiente.

Langoa Barton 2000: Rojo picota, ribete jovencísimo. Profundo, austero, pimienta y pimentón. En boca es lleno y maduro.

Leoville Barton 2002: Rojo picota de capa media. Fruta negra, pimentón, cedro, alcohol un poco desconjuntado y tinta china. Agresivo en boca (es muestra de barrica).

Le preguntamos a nuestra anfitriona por un lugar donde comer y nos indica que en dirección a nuestro próximo destino, lo mejor es pasarse por El Lion d’Or en Margaux y comer allí, aunque debemos darnos prisa pues es lugar frecuentado. Hacia allí fuimos y nos sentamos en una mesuca en la única sala del local.

Nos identifican rápidamente como españoles y tras tomarnos nota viene el chef y nos salta en perfecto español: “A mí me hablan despacio”. Acojonados estábamos. Un tipo gordo, con delantal y mostacho se nos queda mirando con cara guasona y nos habla a cámara lenta. Ya estábamos a punto de tirarnos al suelo a reir cuando el tipo nos empieza a contar que aprendió español en el colegio y que lo entiende y lo habla un poco, si hablamos despacio. Menudo guasón. Se vuelve para la cocina y empiezan a traernos el menú del día, consistente en cinco platos que iban desde una ensalada, hasta un postre pasando por un plato de lentejas con salchicha y un trozo de camembert. 11 euros por barba. Vaya fartura. Y menuda aerofagia aquella tarde.

Por cierto, que mientras estábamos allí, apareció Jim Courier, el ex tenista, con una botella de Brane Cantenac en la mano. El local tiene una carta de vinos bastante cutre, con precios altísimos, pero te deja llevar la botella que quieras y bebértela allí.

Capítulos anteriores:
INDICE DE CAPITULOS:
Capítulo 1: El viaje
Capítulo 2: Lafite Rothschild
Capítulo 3: Chateau Latour
Capítulo 4: Mouton Rothschild
Capítulo 5: Cos d’Estournel
Capítulo 6: Leoville Barton
Capítulo 7: Chateau Margaux
Capítulo 8: Chateau Cheval Blanc
Capítulo 9: La Conseillante

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