Juan Gil Pedrera 2004

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Un vino de precio modesto pero no modesto en calidad. Por algo menos de cuatro euros, la bodega Hijos de Juan Gil pone en el mercado este «Pedreras» 2004 a partir de la variedad de uva monastrell y una elaboración respetuosa con la calidad de la uva, sin enmascarar su frescura con notas de madera. Hay vinos cuya principal virtud está en la calidad de la uva y en un buen balance que invita a beber y a terminarse la botella con la comida. Y éste Jumilla es un buen ejemplo de ello.

Fruta negra madura, un ligero toque mineral y una promesa de buena acidez ya al acercar la nariz a la copa, sensación que se confirma en boca, donde el vino se aprecia equilibrado y con los taninos bastante sedosos. Nada de mermelada de arándanos ni pastosidad en la boca, que es uno de los defectos habituales en tantos vinos del sudeste español. Y, sobre todo, un alcohol contenido (13,5%) que no hace el vino nada pesado.

Según indican en su página web, la uva proviene de cepas de 25 años, lo cual es atípico en un vino que cuesta en las tiendas apenas cuatro euros.

pisto.

6 Comments

  1. Hola, Nopisto:

    Me he estado informando acerca de los Caprichos de Santiago y, como te decía no son un postre típico. Desde hace algunos años si callejeas un poco por la zona vieja, especialmente cerca de las zonas de aparcamiento de turistas, restaurantes-timo y similares, te encuentras a unas señoritas con una bandeja que suelen ofrecerte Tarta de Santiago, Piedras de Santiago y Caprichos de Santiago. No me acordaba del nombre porque a los que somos de aquí suelen evitarnos (ignorarnos, más bien, que a veces, si vas con hambre, tampoco pasaba nada por ofrecernos un trocito).

    De esos tres la única tradicional es la Tarta de Santiago, aunque la de verdad, la que se puede comprar en algún convento, no tiene nada que ver con esas que te ofrecen estas camareras callejeras y que puedes comprar en cualquier Todo a Cien del casco histórico a «2 por 7 euros» (imagínate dos bizcochos de medio kilo de almendra de verdad por siete euros. Hace un par de años le cerraron el negocio a un repostero de la ciudad que vendía tarta de almendra de harina de habas).

    Un poco despues aparecieron las Piedras del Apostol, idea de algún empresario avispado que caló bastante bien porque no están malas: consisten en un puñado de almendras tostadas bañadas en chocolate. Eso unido al nombre hace que se le vendan a los turistas a 12 euros la cajita.

    Y más tarde llegó Casal Cotón, un pastelero pontevedrés que había instalado en Santiago una empresa de catering para el aeropuerto (por eso no me sonaba, porque tiene la sede en Labacolla) y se sacó de la manga los Caprichos de Santiago (que en Pontevedra y Poio, donde tiene su primera pastelería vende como Caprichos de Galicia). Son una versión para turistas de los Almendrados de Allariz de los que te hablaba esta mañana. Consisten en una cucharada de clara azucarada a punto de nieve mezclada con almendra picada y horneada sobre una oblea.

    Solo los probé una vez, hace un par de años, cuando el empresario en cuestión donó 1000 caprichos (tampoco se arruinó, todo hay que decirlo) para la colecta que se estaba haciendo para ayudar a un enfermo de leucemia. Pasaron por mi oficina y compré un par. No están mal, aunque sigo preferiendo los originales.

    Así que esa es la historia de los Caprichos de Santiago, que no llevan más de cuatro o cinco años en la ciudad. Eso si, es uno de esos recuerdos típicos que se llevan todos los turistas (supongo que todos caemos en ese tipo de cosas cuando vamos de viaje).

    Mi recomendación es dejar estos de lado y pasarse directamente a los impresionantes Almendrados de Allariz,que esos si que son tradicionales y están realmente buenos. Pueden conseguirse (preparados artesanalmente por las clarisas del pueblo) a través del Club del Gourmet de tu Corte Inglés más próximo. Pruébalos y ya me contarás. Y si quieres ver la receta, aquí tienes un link: http://www.interdelicatessen.com/vs5p3.asp?cod_receta=2070

    La diferencia con los Caprichos parece estar en el origen industrial de estos últimos y, me imagino, en la cantidad y calidad de huevos y almendra.

    Y cuando vengas a Santiago y veas a una camarera que se te acerca en plena calle (normalmente del Franco o San Francisco), no te pares, que no vale la pena.

    En fin, eso es lo que te puedo decir. Espero haber sido de ayuda.

    Saludos

    • mario

      Me gustan mucho tus apreciaciones, y coincido totalmente con ellas; acabo de venir de Santiago, de una Santiago entristecida y dolida, por el fatal accidente ferroviario, pero a la que pensamos regresar en un futuro no muy lejano, porque nos gustó mucho su gente, a pesar del duro trance que estaban viviendo; pero con respecto a esas camareras que se te acercan, pobres, es su trabajo, pero al final más que dulces señoritas, te resultan empalagosas, porque a cada paso que das ¡¡¡zas!!!, te aparece una ofreciéndote, lo que crees es un producto «nuevo» y resulta que es el mismo que te ofrecieron 20 mts. antes, y que te habían ofrecido al entrar al casco viejo, y en la siguiente tienda, etc, etc. El «Capricho de Santiago», es un dulce muy rico, y como casi todo visitante primerizo a esa bella ciudad, compré una cajita que degustaré y compartiré con mucho placer en mi casa, pero como nos gusta mucho cocinar y hacer postres caseros, me vine derechito al ordenador, a buscar la receta y oh sorpresa!!!, no aparece por ningún lado en la red, o al menos yo no la encuentro, y luego de leer tu comentario, ya casi que me doy por vencido, pero agradezco tu buena intención de colgar esa receta de los Alamendrados de Allariz, que ya voy a intentar hacerla; sólo los mediocres, «esconden» esos secretos, ya sea culinarios, profesionales, artísticos, porque los verdaderos artesanos, los buenos de verdad, te enseñan todo, porque saben que sólo ellos, lo hacen bien y no son egoístas al momento de enseñar; con ese criterio nadie aprendería a tocar la guitarra, por ejemplo, y todo el que se propone aprende, pero sabemos que Paco de Lucía, sólo hay uno, y no habrá otro igual en años. Por eso si esta gente colgara la receta, nadie le haría competencia, porque se lo tienen muy bien montado por lo que veo, eso si, en mi próxima visita a Santiago, me pensaré mucho el comprar otra cajita de Caprichos, y si me quedan ricos los Almendrados, cosa que va a ser así segurísimo, adiós a los «caprichos». Un saludo.

  2. SORIA

    pase todo el ano pasado en santiago y todo ezo es pura verdad si tienes pinta de turista tienes derecho a probar las cosas.en cuanto tengas una mochilla u pareces estudiante (aunque frances) no tienes nada y si vienes con tus padres la tienda es tuya. QUE tontos… voy a probar esta receta. mucha gracias

  3. María José

    Hola Gourmet: Soy asturiana y vivo en Argentina!.
    Es cierto que las «chicas» gentilmente te convidan con los «caprichos», siendo turistas nos tocó tan placentero recorrido y aunque en mi caso evité comer las galletitas, no sucedió lo mismo con mi hambriento marido y debo mencionar que le encantaron!!.. Quizás a ud. no les da más
    porque las consiguen iguales con diferentes nombres, pero a nosotros no nos pasa lo mismo…
    Yo me dediqué de pleno a los mariscos y mi esposo adoró los caprichos de Santiago, trayendo a casa varias casa que se comió deleitándose.
    Para las fiestas pedi a la casa que los hace que me enviaran algunas cajas y se negaron porque decían que era muy costoso, valoración que debería hacer yo…. tal vez no tenía la capacidad de exportación, pues no lo sabré…
    Asi que ahora le haré los «Almendrados de Allariz»… agradezco tu receta y el paseo por tu opinión que me pareció muy valedera y consistente.
    Gracias.
    Saludos desde el Sur!.

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